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martes, 5 de mayo de 2015

MUNDO REWILDING: EUROPA (VI). LA PROBLEMÁTICA DE LOS PARQUES NACIONALES.




Conseguir restablecer y salvaguardar para el futuro una Europa mínimamente “salvaje”, con ecosistemas bien conservados y funcionalmente aceptables a medio y largo plazo, pasa, sin duda alguna, por la mencionada estrategia de conectividad de grandes espacios naturales a lo largo y ancho del continente.
Las distintas figuras de protección de un territorio, establecidas ya en el continente, suponen pasos muy significativos hacia ese objetivo final.
De entre todas ellas destacan, por su alto grado o nivel de protección, las englobadas bajo la categoría de Parques Nacionales.


En nuestro país, la Red de Parques Nacionales se define como un sistema dirigido a integrar la muestra más representativa del conjunto de sistemas naturales españoles, dando lugar a un todo que debe ser la síntesis del mejor patrimonio natural español, para su legado en el mejor estado de conservación posible a las generaciones venideras.
La Ley tiene por objeto establecer el régimen jurídico básico de la Red de Parques Nacionales, cuyos objetivos se declaran de interés general del Estado, en el marco de lo dispuesto en los artículos 45 y 149.1.23 de la Constitución.
El texto es exigente con los requisitos que debe cumplir un territorio para ser declarado parque nacional de manera que sólo algunos territorios excepcionales puedan merecer esta declaración.
Los elementos básicos de la Red son por tanto los espacios declarados como Parques Nacionales, seleccionados por ser representantes significativos de los ecosistemas característicos de lo más valioso del patrimonio natural español, por lo que su conservación merece atención prioritaria y debe ser declarada de interés general del Estado.

P.N. de Aigües Tortes i Sant Maurici.

Los Parques Nacionales deben destacar por su alto valor ecológico y cultural, por la belleza de sus paisajes, o por la singularidad de su flora, de su fauna, de su geología o de sus formaciones geomorfológicas, de modo que se puedan considerar como buenos representantes de los sistemas naturales correspondientes.
Para ello se exige que el espacio propuesto sea altamente representativo en cuanto a tipología de especies y características naturales, de alguno o algunos de los sistemas naturales españoles que se particularizan en el Anexo de esta Ley, contando con una proporción significativa de las especies y comunidades representativas de los mismos, o de aquellas más amenazadas en España, así como capacidad territorial y ecológica para garantizar a estas especies y comunidades un estado de conservación favorable.
Con el fin de hacer viable estos procesos se establecen una serie de exigencias, como que tenga una superficie continua y no fragmentada suficiente ocupada por formaciones naturales, o que no pueda existir suelo urbanizado ni susceptible de transformación urbanística, con el objetivo de que sea viable su evolución natural, sin o con escasa intervención humana.
En todo caso se consideran incompatibles la pesca deportiva y recreativa y la caza deportiva y comercial así como la tala con fines comerciales.
El suelo objeto de la declaración de un parque nacional no podrá ser susceptible de urbanización ni edificación.

P.N. de los Picos de Europa.

Sin embargo, lo que en líneas generales parece una estrategia firme y decidida por conservar para el futuro el legado del patrimonio natural de una nación, en su máximo esplendor y relevancia, esconde una serie de defectos, una suma de grietas por las que se pierde irremediablemente el sentido último, hasta el punto que muchas de estas áreas supuestamente protegidas al máximo nivel no son sino una caricatura de aquello que deberían representar, suponiendo un despropósito que atenta gravemente contra el objetivo final.
En primera instancia, los Parques Nacionales de España han fallado porque nunca se ha restablecido en ellos a los integrantes que, cumpliendo con la normativa y objetivo, debían garantizar el correcto funcionamiento de los espacios naturales representativos y dar cobijo a las especies más amenazadas.
Sepan ustedes que no hay osos, ni lobos, ni linces boreales, ni linces ibéricos, en Ordesa, ni en Aigues Tortes, Monfragüe, Cabañeros o Sierra Nevada. Sólo linces ibéricos en Doñana, y una manada de lobos recién llegados a Guadarrama, esporádico el oso en Picos de Europa, que tiene algunos lobos, pero ojo, lobos que son abatidos incluso por la Administración en supuestos y “necesarios” controles poblacionales.
Así, asistimos atónitos a estas actuaciones de “gestión” que en más de una ocasión les he comentado en el blog, consistentes en “controles poblacionales” permanentes sobre ungulados que, lógicamente, sin predadores naturales, alcanzan efectivos desproporcionados poniendo en riesgo al propio ecosistema.
En Cabañeros se dejaban ver los lobos a finales de los setenta, y los linces hasta bien entrada la década de los noventa. También Monfragüe tuvo linces hasta esas fechas.
Sin embargo, y tras ser declarados parques Nacionales, incluso el conejo, base de la cadena alimenticia del supuesto ecosistema mediterráneo representativo a conservar, para el cual se crearon estas figuras de altísima protección, ha desaparecido de estos lugares, hasta tal punto que ni siquiera pueden servir como áreas de suelta del lince ibérico criado en cautividad, que debe ser reintroducido en otros espacios donde no puede garantizarse su seguridad, como sí se garantizaría en estas áreas, creadas a tal efecto, con mucha extensión vigilada y, sólo en teoría, libres de cualquier incidencia humana sobre el medio.
Fíjense hasta dónde llega la mala gestión de estos entornos que el P.N. de Ordesa contaba aún con bucardos hasta el año 2000, cuando se extinguieron para siempre, no siendo eficaz, si quiera, para conservar a un grupo de cabras.

P.N. de Monfragüe.

Y es que a los Parques Nacionales les ha pesado desde el principio una enorme presión para que jamás cumplan con su función, ni queden regulados por la misma naturaleza.
Una de las grandes sombras que se ciernen sobre estos espacios de supuesta máxima protección y conservación de interés general, y su estrategia de implantación, que no son en definitiva sino el patrimonio de 47 millones de españoles y otros tantísimos que vendrán en el futuro, ha sido la de la imposición y prevalencia de una actividad ganadera totalmente incompatible, a día de hoy (y en su concepción actual), con dicho interés general.
Los Parques Nacionales han querido ser, y de hecho en buena medida han sido, un motor económico generador de recursos para las áreas rurales en los que se ha instaurado este régimen de protección. Sin embargo, una condición desmedida, apoyada en la propia ley, ha invalidado su funcionalidad última.
La Ley, en su Título II,“Los parques nacionales”, establece que el objetivo de estos espacios no es otro que el de la conservación de sus valores naturales y culturales, supeditando a este logro el resto de actividades como son su uso y disfrute, la sensibilización, investigación, etc.
Las actividades presentes en el territorio de los parques nacionales en el momento de su declaración han sido pues clasificadas como compatibles con su conservación, necesarias para la gestión o incompatibles. Las primeras podían seguir practicándose las segundas eran, además, protegidas por la administración del parque nacional. Las que resultaran incompatibles deberían haber sido eliminadas en el plazo que a este respecto estableciese la ley declarativa.
En este sentido, la ganadería en régimen extensivo actual, ha sido y es totalmente incompatible, por lo que se ve y se ha visto durante más de treinta años, con la propia existencia o coexistencia de la figura de Parque Nacional.
Los ganaderos han sido los primeros interesados en que se siga con la caza “control” en los parques Nacionales, matando dos pájaros de un tiro. Por un lado, ni oír hablar de depredadores, a los que jamás se ha tenido ni se tiene en cuenta para llevar a los parques Nacionales, donde son tan representativos del ecosistema como que sin ellos no se entiende ni funciona de manera correcta y mínimamente natural el mismo, y por otro, sustituyendo a la fauna salvaje por reses en los espacios más representativos y protegidos, como efectivamente, en la mayor parte de los casos ocurre, y mucho ojo con que a ellos les afecte algo de ese "Parque Nacional y Naturaleza conservada".

Ganado en P.N. de Aigües Tortes i Sant Maurici.

Ellos a la suya, me beneficio de área supuestamente natural, del entorno, y de los recursos que genera el turismo, pero eso sí, castigo la zona protegida no sólo con todo el uso de mis reses, sino que encima me opongo frontalmente a la fauna que pueda entrar mínimamente en conflicto. Todo eso, según ellos, no es naturaleza ni patrimonio a proteger. Naturaleza son sus vaquitas y ovejitas, y sus quesitos y carnes "ecológicas"...¡Nos ha fastidiado!. Ahora bien, más tonta la gente por picar y tragarse “el cuento de lo ecológico”...
Ni qué decir de todo el entramado puesto en marcha alrededor de las subvenciones a estas actividades, ni la atención a ellas dedicada, que nada tiene que ver con la que entendíamos hasta hace algunas décadas, donde el pastor hacía honor a su nombre, al pie del cañón, preocupándose a toda hora de su ganado, dificultando así el efecto colateral de la incidencia de la fauna silvestre, y por tanto la repercusión negativa en su propia explotación ganadera, y en cualquier caso asumiendo los riesgos y compatibilidad del mismo, para entrar en un camino de sostenibilidad.
Claro, así se entiende que los Parques Nacionales no sean otra cosa que jardines muy aseados de cara al público, hermosos paisajes de postal, que en realidad no son sino abrevaderos y comederos de reses domésticas, donde a unos pocos agraciados componentes de la vida salvaje, no excesivamente conflictivos, se les deja existir, para dar la impresión de estar conservando a lo más granado, a la excelencia, a lo más representativo de los ecosistemas naturales a salvaguardar para las generaciones venideras. Eso sí, en cuanto se desmadran un poco las poblaciones salvajes, a controlarlas a través de la caza.
Un fraude, y ya lo siento, pero así lo vemos muchos, una auténtica tomadura de pelo enmascarada bajo el epígrafe de Naturaleza Salvaje Representativa.
Una sumisión constante a ciertos intereses sectarios, de colectivos muy determinados, impiden pues el correcto funcionamiento de los parques nacionales.

Ganado en P.N. de Ordesa y Monte Perdido.

Un sinsentido que se ha visto agravado recientemente con las acciones emprendidas por el actual Gobierno del país con su Modificación de la Ley de Parques Nacionales de España.
La Reforma de la Ley de Parques Nacionales prorroga la permisividad de las cacerías, incluso deportivas, y abre la puerta a otras actividades altamente negativas, como casos de urbanización o prácticas de actividades nocivas en el interior de estos santuarios, que apenas representan el 0’7% del territorio nacional.
¿Ni siquiera el 0’7% puede quedar libre de impacto?, ¿no podemos salvaguardar intacto para las futuras generaciones ese mínimo porcentaje, que sirva como santuario y fuente de suministro de vida salvaje a las áreas colindantes?...
Si a ello le sumamos la Nueva Ley de Montes, donde se socavan los derechos y autoridad de los defensores y custodios del medio, los agentes forestales, o hasta se prevé permitir la recalificación de terrenos quemados tras un incendio, aun en “circunstancias especiales”, podemos intuir que la parafernalia de la supuesta conservación de la naturaleza se nos escapa como agua entre los dedos de las manos, a pasos agigantados.
De este modo, no es extraño que incluso muchos directores y técnicos gestores de los mismos parques nacionales, comiencen a levantar la voz, rebelándose ante la situación, y oponiéndose a las directrices que vienen con las nuevas leyes aprobadas en solitario por el Gobierno actual, pues, según su comunicado: ”Implican socavar en lo más profundo el concepto del interés general y las bases de la existencia de nuestros parques nacionales".
Y el tema no queda aquí. Los mismos empresarios o trabajadores de esas zonas, que intentan sobrevivir alrededor ellos con actividades compatibles y respetuosas, se van dando cuenta de esta circunstancia, y de los malos resultados de gestión, viabilidad y comprensión de estas áreas que el actual modelo está ofreciendo. Como muestra, la postura adoptada por los Empresarios de Turismo de Cabañeros, que han declarado su intención decidida de "apoyar" a la plataforma Contra la Ley de Caza de Castilla-La Mancha, de la que han pasado a formar parte.
Incluso organizaciones mundiales, altamente cualificadas en materia de conservación, como WWF, alertan sobre la dinámica de los Parques Nacionales de España.

En P.N. de Ordesa, junio de 2010.


¿Cuál sería entonces la estrategia lógica y verdaderamente garante para avanzar hacia la recuperación y conservación efectiva en el tiempo de los valores naturales más representativos e indispensables de un territorio?

Sigamos por esta senda en el próximo capítulo.






Crédito de imágenes:

Foto 1: Miguel Llabata y Óscar Martínez.
Foto 2: Miguel Llabata.
Foto 3: Imagen libre de derechos de Wikimedia Commons.
Foto 4: Imagen libre de derechos de Wikimedia Commons.
Foto 5: Miguel Llabata.
Foto 6: Miguel Llabata.
Foto 7: Miguel Llabata.

2 comentarios:

  1. Una dura pero acertada visión, y desde luego hay que estar dispuestos a aceptar criticas, en el momento que los intereses y actitud enfrenten a todo planteamiento contrario, descubrimos un intento de manipular lo que se considera público.
    Si bien es cierto que vivir o en su caso trabajar en esos entornos, permiten tener en cuenta cualquiera de sus opiniones y problemas, tampoco se puede usar esa posición (vivir o trabajar en ese entorno) para quitar o ignorar las razones contrarias.
    Aún recuerdo algunos mensajes que en un blog que anteriormente puse en marcha, en el que se autodefinian como unicos responsables del mantenimiento de la naturaleza, sea desde la caza o ganaderia, graso error sin duda, pues aunque siempre han de contar sus opiniones en primer lugar y contra cualquier intento de ignorarlos, nunca han de ser las unicas ni las impositivas.

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  2. En España los únicos valores que preservan los P.N.son los son los paisajísticos y geomorfológicos y aún así a duras penas.
    A nadie se le escapa que su creación responde más a reclamo turístico que a otra cosa.A que se debe si no que la mitad de la red originaria estuviese en Canarias?.....
    Es de auténtica vergüenza que en los tres P.N.de alta montaña la única especie bien representada sea el rebeco,ni siquiera el resto de herbívoros y ya ni hablar de los carnívoros..
    Mientras tanto,como bien dices,las vacas y ovejas de pasean alegremente.(sic.!)
    Supongo que entre las actividades previas desarrolladas en el entorno se debió incluir la sobre explotación del acuífero en el caso de Daimiel,lo que lo llevó a convertirse en una charca inmunda y a acabar saliendo de la red...
    Y así en casi todas las áreas, si no por "h por "b" con un descuido indecente de los valores vegetales y faunísticos que deberían proteger y que nunca han hecho.....
    Señores.....Para vomitar!!!
    Y no sigo que me caliento y me desbocó....
    Planes integrales de recuperación de la flora y la fauna de nuestros parques ya!!!!!...sin excusas,sin tardanzas,sin medias medidas timoratas e hilarantes de cara a la galería sin ninguna intención real....planes que reintroduzcan todas a la vez y sin tardanza las especies que nunca debieron desaparecer..
    Ahora van a ser necesarios estudios, reintroducciones experimentales y demás chorradas para devolver su sitio a las especies que los habitaban?...ja!!!.
    Que los parques sirvan de núcleo duro y santuario intocable desde donde nuestra fauna pueda expandirse y recuperarse...

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